El sol irrumpió quedo por la ventana, en silencio, como un líquido; ella estaba aun dormida, suave, como un puñado de plumas…terso cumulo de nieve en reposo...
Y mirándola, descubrí que si alguien la dibujó empezó por su ojo derecho, ligeramente rasgado, hermoso, la tinta fue corriendo, como un manantial místico, encallando, como haciéndolo a propósito en la boca, y bajando ligeramente, en la línea imaginaria de su pecho…
Aún tengo el eco de lo que cantó ayer… al oído: “Los insectos están muertos, otoño triste de alas que murmuran, buscame, a tientas..."
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