Y otra vez, el recuerdo de aquel fragmento de la carretera, ¿a dónde llevaba ese camino? No lo recordaba, no le importaba, dirigió su atención a un club nocturno, una calle llena de bares, un inframundo azteca de neón y bebidas extrañas, descendió, a su encuentro con Mictlántecuhtli, gasta, se embriaga… sale a enfrentar ese otro mundo, y recuerda la película, recuerda a la mujer con la que terminó a escasos días del viaje, recuerda cuando juntos y entrelazando las piernas se dejaban caer al vértigo, resbalándose en aquel pez de azul incierto… aún así lo dejó, aún así le dijo adiós… adiós para ti también…
viernes, 3 de diciembre de 2010
Fragmento de "Jazmin ojos robados" de Jonathan Aarón Hernández
El sol irrumpió quedo por la ventana, en silencio, como un líquido; ella estaba aun dormida, suave, como un puñado de plumas…terso cumulo de nieve en reposo...
Y mirándola, descubrí que si alguien la dibujó empezó por su ojo derecho, ligeramente rasgado, hermoso, la tinta fue corriendo, como un manantial místico, encallando, como haciéndolo a propósito en la boca, y bajando ligeramente, en la línea imaginaria de su pecho…
Aún tengo el eco de lo que cantó ayer… al oído: “Los insectos están muertos, otoño triste de alas que murmuran, buscame, a tientas..."
Y mirándola, descubrí que si alguien la dibujó empezó por su ojo derecho, ligeramente rasgado, hermoso, la tinta fue corriendo, como un manantial místico, encallando, como haciéndolo a propósito en la boca, y bajando ligeramente, en la línea imaginaria de su pecho…
Aún tengo el eco de lo que cantó ayer… al oído: “Los insectos están muertos, otoño triste de alas que murmuran, buscame, a tientas..."
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)